(TOMASÍN EL FINLANDÉS)
DEUS EX MACHINA...
Los dos ángeles llegaron a Sodoma al atardecer, mientras Lot estaba sentado a la puerta de la ciudad. Al verlos, se levantó para saludarlos, e inclinándose hasta el suelo, les dijo:
-Les ruego, señores, que vengan a pasar la noche en casa de este servidor. Lávense los pies, y mañana bien temprano podrán seguir viaje.
-No, -le respondieron ellos- pasaremos la noche en la plaza.
Pero él les insistió tanto, que al fin se fueron con él y se hospedaron en su casa. Lot les preparó una comida, hizo cocinar galletas sin levadura, y ellos comieron.
Aún no se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad, los hombres de Sodoma, se agolparon alrededor de la casa. Estaba la población en pleno, sin excepción alguna, desde el más joven hasta el más viejo.
Entonces llamaron a Lot y le dijeron:
-¿Dónde están esos hombres que vinieron a tu casa esta noche? Tráelos afuera para que tengamos relaciones con ellos.
Lot se presentó ante ellos a la entrada de la casa, y cerrando la puerta detrás de sí,
dijo:
-Amigos, les suplico que no cometan esa ruindad. Yo tengo dos hijas que todavía son vírgenes. Se las traeré, y ustedes podrán hacer con ellas lo que mejor les parezca. Pero no hagan nada a esos hombres, ya que se han hospedado bajo mi techo.
Ellos le respondieron:
-Apártate de ahí -y añadieron- Este individuo no es más que un inmigrante, y ahora se pone a juzgar. A ti te trataremos peor que a ellos.
Luego se abalanzaron violentamente contra Lot, y se acercaron para derribar la puerta.
Pero los dos hombres, sacando los brazos, llevaron a Lot adentro y cerraron la puerta.
Y a todos los que estaban a la entrada de la casa, pequeños y grandes, los hirieron con una luz que los dejó ciegos, de manera que no pudieron abrirse paso.
Después los hombres preguntaron a Lot:
-¿Tienes aquí algún otro pariente? Saca de este lugar a tus hijos e hijas y a cualquier otro de los tuyos que esté en la ciudad.
porque estamos a punto de destruir este lugar: ha llegado hasta la presencia del Señor un clamor tan grande contra esta gente, que él nos ha enviado a destruirlo.
[...]
Al despuntar el alba, los ángeles instaron a Lot, diciéndole:
-¡Vamos! Saca a tu mujer y a tus dos hijas que están aquí, para que no seas aniquilado cuando la ciudad reciba su castigo.
Como él no salía de su asombro, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y lo sacaron de la ciudad para ponerlo fuera de peligro, porque el Señor tuvo compasión de él.
Después que lo sacaron, uno de ellos dijo:
-Huye, si quieres salvar la vida. No mires hacia atrás, ni te detengan en ningún lugar de la región baja. Escapa a las montañas, para no ser aniquilado.
[...]
Cuando el sol comenzó a brillar sobre la tierra, [...] el Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego que descendían del cielo.
Así destruyó esas ciudades y toda la extensión de la región baja, junto con los habitantes de las ciudades y la vegetación del suelo.
[...]
A la madrugada del día siguiente, Abraham regresó al lugar donde había estado en la presencia del Señor.
Cuando dirigió su mirada hacia Sodoma, Gomorra y toda la extensión de la región baja, vio un humo que subía de la tierra, como el humo de un horno.
Así, cuando Dios destruyó las ciudades de la región baja, se acordó de Abraham, librando a Lot de la catástrofe con que arrasó las ciudades donde él había vivido.
(Génesis 19)
FINIS CORONAT OPUS